Profundizando mas la historia de uno de los hombres mas valiosos de la provincia del Chaco, podemos decir que cuando llegó a Resistencia, ese joven médico, hijo de un navegante genovés y de una madre vasca, se encontró con un campo de acción limitado. Fue uno de los primeros médicos que se instalaron en el Territorio Nacional del Chaco. En ese entonces, realizó una intensa, difícil y esforzada actuación profesional como clínico y cirujano, atendiendo toda clase de enfermedades y accidentes.
Quienes lo conocieron, dicen que fue un profesional de temperamento noble, responsable, activo, generoso y enérgico a la vez. Paralelamente a su profesión, desarrolló otras actividades que son dignas de mención. Fue entusiasta fundador del Club Social. Integró la comisión directiva de la Asociación Italiana. Tuvo predilección por los trabajos del agro, montando por su cuenta un importante establecimiento ganadero, dándole éste la oportunidad de ser presidente de la Sociedad Rural del Chaco durante varios períodos.
Médico de varias generaciones chaqueñas, no averiguó nunca la posición social ni económica de quien golpeaba su puerta, en demanda de salud o de consejo.
Es así que con Perrando no sólo se cuenta la historia de él como médico y personaje activo de la vida social de Resistencia sino también como dueño de una increíble casona ubicada en Ayacucho y Avenida Sarmiento cuya estructura fue diseñada por Bruno del Mónico, a principios de 1900.
Desde 1976, cuando el hermano del doctor Julio Cecilio Perrando, Raúl Perrando, fallece y deja la propiedad al cuidado de su enfermera, María Concepción Jaquet de González y familia, la casona estuvo tapada de árboles y malezas despertando aún más la curiosidad de los transeúntes que por allí cruzaban. Hoy, luego de un largo proceso judicial, el gobierno del Chaco, a través de Lotería Chaqueña en conjunto con la Asociación Italiana culmina un proyecto de intervención histórica y patrimonial, que permitirá reabrir las puertas de esta casona que encierra todas las vivencias y secretos de casi 133 años de este terruño chaqueño que limita con Corrientes, por el río Paraná.
Cabe recordar que el inmueble en 1996, a través del decreto 2036, se convirtió en Patrimonio Cultural del Chaco, al considerarlo como un hito de relevancia para la urbanización de la ciudad.
Pero fue recién en febrero de 2011, cuando se resolvió destinar la casa a la Asociación Italiana. En mayo de ese año se firmó el Comodato con el Instituto de Cultura por 30 años. Ese mismo mes, comenzaron los acercamientos entre la presidenta de la Asociación Marcela Murgia y los habitantes de la casa, la familia González. Entre mayo y septiembre de 2011, la Asociación tomó judicialmente posesión del edificio, mantuvo reuniones con representantes de Cultura de la Provincia y letrados de Fiscalía de Estado provincial. Sin embargo, recién en 2013 y con la intervención de Lotería Chaqueña se materializó la posesión.